Caminos de Ronda de Begur

Camino de ronda BEGUR NORTE
Sa Riera – Isla Roja – Playa del Rincón – Isla Roja – Sa Riera
• Dificultad: Media (con escaleras)
• Duración: 1 h 30 min (ida y vuelta)
• Distancia: 1,6 km

En la parte norte de Begur, encontramos un bonito camino de ronda que conecta la playa de Sa Riera con la Playa del Racó. Este recorrido sigue la costa, empezando desde Sa Riera. Si nos plantamos en la playa mirando hacia el mar, a la izquierda encontraremos unas escaleras que marcan el inicio del camino. El camino es relativamente fácil, con algunas escaleras en ciertos tramos. Primero llegamos a la impresionante Cala de la Isla Roja y, finalmente, llegamos a la tranquila Playa del Racó.


Camino de ronda BEGUR EST
Sa Tuna – Aiguafreda – Sa Tuna
• Dificultad: Baja (con escaleras)
• Duración: 1 h (ida y vuelta)
• Distancia: 2 km

En el corazón de Begur, se encuentra este espectacular camino que conecta las calas de Sa Tuna y Aiguafreda. Se trata de un sendero que alterna tramos de camino llano con otros con escaleras. El paisaje que rodea este camino es impresionante, con espectaculares vistas de la costa. Como en otros muchos caminos, el acceso comienza desde un lateral, donde ya se pueden ver las escaleras que guían el camino.


Camino de ronda BEGUR SUR
Aiguablava – Fornells – Playa Fonda – Fornells – Aiguablava
• Dificultad: Media (con escaleras)
• Duración: 2 h (ida y vuelta)
• Distancia: 2,5 km

En la parte sur, encontramos un camino de ronda espectacular que enlaza las magníficas playas de Aiguablava, Fornells y Playa Fonda. Este camino es una ruta de gran belleza y permite explorar algunos de los rincones más maravillosos del litoral de Begur. Si empezamos desde Aiguablava, veremos el camino a nuestra izquierda, mirando al mar. Primero llegaremos a las diversas calas de Fornells y, finalmente, llegaremos a la tranquila Playa Fonda, una cala virgen de gran belleza.



Una característica destacada de Begur son sus caminos de ronda y las calas que les acompañan. Estos caminos, que recorren la costa, han tenido múltiples usos a lo largo del tiempo como permitir el acceso a las calas en caso de naufragio, vigilar el horizonte para prevenir ataques piratas, o incluso facilitar el contrabando durante la posguerra.